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Ve adonde fueron aquéllos hasta el confín oscuro
tras el vellocino de oro de la nada tu último trofeo
ve de pie entre los caídos
entre los que dan la espalda o que no son sino polvo
no te salvaste para vivir
tienes poco tiempo hay que dar fe
sé valiente cuando la razón falle sé valiente
al final es lo único que cuenta
y que tu impotente Ira sea como el mar
tantas veces como oigas la voz de los humillados y
heridos
heridos
(...)
evita la frialdad de corazón ama el manantial de la
mañana
el ave sin nombre conocido el roble invernal
la luz en el muro el esplendor del cielo
no necesitan tu cálido aliento
están para decirte: nadie te dará consuelo
está alerta: cuando la luz en los montes dé la señal
levántate y vé
mientras la sangre dé vueltas en tu pecho a tu oscura
estrella
estrella
repite los antiguos sortilegios de los hombres los
cuentos y leyendas
pues así conquistarás el bien que no conquistarás
repite las grandes palabras repite con empeño
como aquellos que andando en el desierto murieron en
la arena
la arena
te premiarán por ello con lo que tengan a mano
un azote de risas un asesinato en la basura
ve pues sólo así te aceptarán entre los cráneos helados
entre tus antepasados: Gilgamesh Héctor Rolando
defensores del reino sin confines y de la ciudad de las cenizas
Sé fiel Ve
(ZBIGNIEW HERBERT,
Mensaje del señor Cogito)
Fotografía: Eva Rubinstein
Poema: traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano
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Gracias por las recomendaciones, Adam
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