Démonos prisa a amar la gente se va tan pronto
sólo dejan tras ellos sus zapatos y un teléfono mudo
sólo lo futil se arrastra pesadamente
lo importante es tan veloz que sucede de repente
y luego un silencio normal y por eso insoportable
como la pureza nacida del más simple desconsuelo
cuando pensamos en alguien y nos quedamos sin él.
No estés tan seguro de tener tiempo lo seguro es inseguro
nos quita lo sensible como toda dicha
llega simultáneamente como el humor y lo solemne
como dos pasiones siempre más débiles que una
desaparecen tan pronto como calla el tordo en julio
como un sonido algo torpe o como una sorda reverencia
para ver de verdad cierran los ojos
aunque es más arriesgado nacer que morir
amamos siempre poco y demasiado tarde.
No escribas sobre esto con frecuencia sino de una vez por todas
y serás como un delfín bondadoso y fuerte
Démonos prisa a amar la gente se va tan pronto
y los que no se van no siempre vuelven
y al hablar de amor nunca se sabe
si el primero es el último o el último el primero
Fotografía: Helmut Newton
Poema: traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano
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