8.9.06

Hora triste

El manto dorado va tornando en ocre,
arropado entre brazos de brisa ciega
y ojos de azul que mueren con la noche,
cuando el sol de la vida bella reniega.

Huye, va moribundo hacia otros olores
ya el seco esbozo de libertad no suena,
hora de lágrimas, hora de adioses:
la mirada de nostalgia yace envuelta.

Y cubren sus vestigios de otros nombres,
en sueños se deshace ahora la noche
a falta de vidas que vivir hermosas.

El otoño pardo es muerte en el alma,
dulzor en la boca, marchitar de rosas,
los pájaros lloran con la luz del alba.


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