"Sentada, como el mundo, sobre tu propio peso,
por tu falda extendida la paz de las laderas,
el silencio y la sombra de las grutas marinas
junto a tus pies dormidos.
¿A qué profunda alcoba dan paso tus pestañas
al alzarse pesadas como cortinas, lentas
como mantos nupciales o paños funerarios...
a qué estancia perenne escondida del tiempo?
¿A dónde va el camino que tus labios descubren,
a qué sima carnal desciende tu garganta,
qué lecho sempiterno da comienzo en tu boca?
El vino de cenizas su acerbo alcohol exhala
mientras la copa orea, con su pausa, el aliento.
Dos vapores elevan sus secretas fragancias,
se contemplan y miden antes de confundirse.
Porque el amor anhela su sepulcro en la carne;
quiere dormir su muerte al calor, sin olvido,
al arrullo tenaz que la sangre murmura
mientras la eternidad late en la vida, insomne."
5.9.06
Artemisa y Chacel
REINA ARTEMISA (Rosa Chacel)
Con motivo de la celebración de las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo durante esta semana en Valladolid, tenemos el placer de aportar nuestro granito de arena a la ocasión con esta magnífica escritora que en nuestra ciudad nació, y para siempre residirá su alma.
Aprovechamos para invitarles con gusto.
Pero un granito que no huele a fritonga callejera, ni a pueblerismo, ni a litrona juvenil, ni a reivindicación, ni a barracas, ni a pasacalles, ni a gentíos ruidosos o conciertos pachangueros.
Éste, como no podía ser de otro modo, es un granito de poesía.
Es letra preciosa.
Es Rosa Chacel.
Ilustración: estatua de Rosa Chacel,
Plaza del Poniente (Valladolid)
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1 comentario:
Me alegra que consiga enfocar las fiestas locales desde un punto de vista cultural y comparto con usted la visión que tiene de ésta clase de celebraciones. A menudo la gente me considera raro cuando no hago acto de presencia en casi ninguno de los actos que se organizan en las fiestas locales pero la verdad es que tampoco me queda otra elección a juzgar por la bochornosa oferta que nos presenta el concejal de turno. Al igual que los de urbanismo suelen ser especialmente ladrones, los encargados de organizar estos eventos muestran una inteligencia que les rebajaría a niveles animalescos.
Las fiestas locales suelen conjugar a la perfección vulgaridad, incultura y ruido. Los pobres ciudadanos decentes examinan atentos el periódico para cerciorarse de que no habrá cerca de su vivienda un altavoz a todo volumen que durante una semana les impida conciliar el sueño, estudiar, leer o desarrollar cualquier actividad de la vida diaria. Luego tenemos las casetas donde se reparte comida y a las que se acerca una multitud enloquecida a gorronear como si no hubiesen comido en años y que luce en su mayoría un nutrido michelín que asoma por debajo de una camiseta que no contribuye precisamente a disimularlo. Por otro lado tenemos los estruendosos conciertos del cantante del momento que congrega a cientos de adolescentes histéricas que esperan meses para ver a sus ídolos dar berridos. Y la feria... Y esas horrendas atracciones metálicas cuyos propietarios muestran unos pintas bien agitanadas y barriobajeras, con su palillo en la boca y los calcetines blancos “a juego” con el zapato negro y el chándal. ¡Dios mío!
Estimada amiga, permanezca usted en casa y procure asistir a las pocas actividades de contenido cultural que se oferten en las desmejoradas fiestas locales. Estoy seguro de que lo hará, porque es posible divertirse (y mucho) sin recurrir a tan deplorable espectáculo festivo.
Un cordial saludo.
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