Me abandonas, y no te digo nada,
no me quedan reproches
en mis manos gastadas.
No te reclamo vidas,
porque ésas ya me mostraste antes.
No te grito, no te añoro,
pues con tu huida adormeces mi lloro.
Quédate, una última vez
te lo suplico sin palabras,
te lo ruego con las garras
que una vez fueron tuyas y
trenzaron en tu espalda dulces caricias
de medianoche
de amanecer
de entrega
de derroche.
No abandones el día, sueño azul,
no abandones mi ocaso, mi vida tú;
mi vida tú, mi alma en tus tormentas,
mi anhelo en tus bochornos rojizos,
mi cuerpo bajo tus rayos dorados:
prófugos ojos almendrados.
Verano, verano, verano...
¡Huye, huye,
muere en mi agónica mirada
como un héroe robado, acobardado,
que levó, iluminó y poseyó
a mi único amado!
Estío de amor arrebatado...
22.8.06
Abandono
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1 comentario:
El alma es joven cuando mantiene el frescor de la poesía... no lo pierdas porque es buena.
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