entonces te ciño me preño de tu última mano
la puerta entornada la mirada sobre la cama
la madrugada por donde saliste
dejaste siembra en mi piel semilla de tu nombre
te vas para volver aparecés a veces en la noche
te veo nebuloso en las ventanas del sueño
te oigo desde lejos contando cosas
días que no me has tenido
miradas que traerás
cuando vuelva la llave a la cerradura
y encuentre tu gesto el desorden los timbres
sacándome mi preñez de atrapadas imágenes
el día con un sol de los dos
la noche con la luna redonda
la tinta de todos los cuentos
qué hiciste qué hice paisajes de yeso costas
arrecifes
manteles de cuadros mi mano en tu mano
reloj que late en mi vientre cerezas frescas
frutas que guardo almíbar ardiente
afino el abrazo triángulo la puntería de los besos
espero la puerta la mano los ojos diciendo
el regreso".
Gioconda Belli
1 comentario:
Hola Marta.
Así como cuando tú hablas yo callo (conmigo, cientos), ahora tú callas: hablo.
Que merezcas vacaciones es algo que no puedo poner en duda.
Que sean cortas, nada más. Sobre todo que vuelva la resaca (esto es una petición personal, ¡oh, osadía!). Lo dice un bebedor, que aunque no engulla gimlet tras gimlet como si tal cosa le gusta la novela negra.
Un saludo cordial, es decir, de corazón.
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