"Si no hay transparencia no hay escritura. […] Escribo por el placer de desaparecer. Es mi forma de transparencia. Todos hemos querido ser invisibles alguna vez. El éxtasis, la levitación. El mundo y la escritura se intercambian reflejos, luces, y yo estoy en medio, entre dos fuegos, desaparecido, sin peso. Escribir es ausentarse. Escribir es perder peso. Un adelgazamiento súbito.
Quizá la literatura sea eso. Desaparecer en la escritura y reaparecer, gloriosamente, al ser leído. Por eso no hay que hacer demasiado evidente el esfuerzo del pensamiento al escribir. Para no entorpecer la resurrección de la carne que glorifica al autor cuando es leído. Toda lectura tiene, por lo menos, ese doble fondo. Hay una superficie de prosa, de ideas, y debajo, como una figura inmovilizada dentro del hielo, está el autor."
Francisco Umbral, Mortal y Rosa
Sólo escritura. Con la escritura me basta. Nada más necesito que escritura. Por ahora. Nada más quiero. Escritura tan sólo. Escritura. Ya alberga poesía, ya alberga vino. Ahí están esos placeres, los nuestros. La escritura lo es todo: es Nada. Dulce y sabia escritura. Transparente, pues, lo aprendo ahora. Volatilizarse en el gris del lapicero, y regresar después, cuando las palabras no se pueden borrar. Excesivos mundos se amontonan ya sobre el mío, sin ningún sentido, sin ninguna necesidad. Tan sólo papel y tinta. Tan sólo su cálida compañía. Es extraño, lo sé. Lo llevo sabiendo ya un tiempo. Y ello me asusta. Me asusta, como supongo asustó a muchos otros, al gran maestro que pensó estas líneas, como yo, pero hace ya más de treinta años. Si ser cuerdo es, hoy, ser un habitante común de este mundo, permítanme, yo: demente. Mejor loca, mejor escritura, que vida. La única excusa que me queda, todas las demás fueron tiempo atrás desechadas. Sólo escritura. Se me hace tan perverso como fascinante, el poder sobrevivir amarrada a un cilindro de madera cuya punta es capaz de transformar mi realidad en un instante. Volar en un palitroque escuálido de escasos veinte centímetros. Sumergirse en una singladura de la que ya nunca salir. De la que no querer salir. Es maravilloso. Magnífica es la escritura. Necesaria. Y suficiente. Reitero: sólo escritura.
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